15 de noviembre de 2009

Julia Fiedorczuk (1975)

Dedicatoria

Este poema es para ti, querido lector.
Habla de una araña, de sentimientos, y de aquello
inexpresable.
No hay una araña allí donde te escribo.
Tengo una araña en la cabeza, hilos de telaraña
suaves como el moho.

O valiosos como una soga de brillantes perlas
al amanecer. Estoy pensando
en ese tiempo oculto en el que se está desnudo y mojado
como la tierra.

Cuando un Buda cariñoso sale de los jazmines,
chiquillo tatuado,
telaraña de arrugas en el rostro de una anciana
que sonríe: ese tiempo, nuestro sueño compartido

tejido de palabras. ¡Perdón! Me
ha salido así. Los cariños son comp-
lejos. Porque se quiere a las personas y a los árboles,
esta piedra, seguro que existía,
ahora te la doy,
sostenla.

De Oxígeno

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